"The Crow and The Birdcage"
Grandes tormentas están advirtiendo. Los copos de nieve no dejan de caer. Los árboles danzan y bailan al ritmo del viento, presumiendo sus hermosos vestidos hechos de una fina, delicada y hermosa tela, por las manos de la Diosa Quírovene.Las montañas y llanuras están cubiertas del delicado velo que le permiten destacarse.
Ausencia de ruidos. Lo único que se puede apreciar son los cantos del viento y los movimientos de los árboles a sus hojas bailar.
Colgado de un árbol longevo, se puede percibir una jaula y un cuervo, posado en una de las ramas.
Jaula: Ven... no tengas miedo.
Cuervo: ¿Quién eres?
Jaula: Una simple caja. Con barrotes frágiles, cuya madera te puede resguardar de esta gran tormenta que se avecina.
Cuervo: Esta nieve está congelando mis alas. No puedo volar así.
Agradezco tu bondad.
Jaula: No lo menciones. Y dime...¿Qué te trae por aquí?

Sentir el viento en mis alas y en mi rostro pequeño me hace pensar que soy el animal más afortunado del mundo entero.
Jaula: Eres un gran viajero.
Cuervo: Ésto está un poco... reducido -Contempla los lados de la Jaula-
Me gusta.
Jaula: Me alegra que un visitante aprecie mi interior.
Cuervo: Y tú, Jaula...¿Qué haces por aquí?
Jaula: Ver cómo pasan los años. Observar los árboles moverse, me trae paz. La Naturaleza en sí es hermosa como para irme de aquí.
Se escuchan estruendos y pequeñas gotas caen al fin. El cielo, grisáceo y lleno de nubes sombrías, se echan a llorar.
Cuervo: ¿Pero no quieres ver más allá de éstas montañas? ¡Hay más para apreciar!
Jaula: Me gustaría, pero no poseo alas para volar, ni patas para caminar, ni cuerpo para arrastrar.
El Cuervo permaneció callado. No tuvo palabras qué decir.
Continuaron observando las lágrimas caer, el viento cantar y los árboles danzar. La nieve, poco a poco, empezó a derretirse.
Al terminar la gran tormenta y cuando las nubes dejaron de llorar, el Cuervo decidió continuar su viaje.
Cuervo: Jaula... agradezco mucho de su cobijo y resguardo. Es hora de irme.
Nunca olvidaré su amabilidad.
Jaula: Gracias a ti, por entrar a mi...
El Cuervo se dispuso a volar, pero no pudo abrir las rejas de madera vieja.
Jaula: ...Pero me temo que tendré que ser egoísta ésta vez.
Cuervo: ¿A qué te refieres? -Algo asustado y enojado-.
Jaula: Lo siento...
Cuervo: ¡Déjame libre!¡Las aves nacieron para volar!
Jaula: ...Y las jaulas para encerrar.
Mi vida está llena de soledad. Desde el momento en que nací, nadie quiso alojarse en mi. ¿Acaso mi interior es tan desagradable cómo para vivir en él?.
Mis rejas se están quebrando.
Estoy vieja,
dañada
y llena de heridas.
Rota por dentro y quebrada por fuera.
Dime, ¿Por qué nadie quiere vivir en mí?¿Por qué nadie se arrima a mi corazón, a mi ser, a mis frágiles barrotes?
Me hicieron de madera. La más fina madera que el hombre pudo manejar.
Me hicieron con minuciosos detalles y aún así... me abandonaron en ésta fría mañana de invierno. Se olvidaron de mí.
Lo siento... pero no pienso dejar abrir estas rejas. Quédate conmigo, por favor.
El Cuervo permaneció en silencio, cansado de estar en vano revoloteando sus alas para salir de aquella Jaula. Seguido de ésto le dijo:
Eres fría por fuera, pero cálida por dentro.
El hombre te hizo fríamente hermosa.
Y reposó dentro de ella. No sabía qué hacer, ni qué decir, ni qué pensar.
Al parecer, el Cielo aún seguía disconforme con la Tierra. ¿Acaso tuvieron otra pelea más? Lloran las nubes, de nuevo.
Pasaron días y meses. El Cuervo se sentía cansado, pero acogedor. Llegó a acostumbrase a la cálida Jaula. Miraba adentro y fuera de ella. En sí, para él le parecía muy hermosa. Charlaban de sus pasatiempos. El Cuervo no dejaba de hablar de sus aventuras y decisiones tomadas en todo su viaje. Habían momentos incómodos, como también muy agradables.
Jaula: Y dime...¿Cómo se siente volar?.
Cuervo: Es lo más hermoso que puedes experimentar. Extiendes tus alas y te lanzas hacia el Cielo, nunca miras atrás. Siempre adelante. Es como si flotaras y estuvieses danzando con las nubes. Verlas y pasar sobre ellas, que tu rostro toque sus fríos y suaves colores. Ese color tan puro, tan blanco... Es como si tu estuvieses dentro de un mar sin fin. Como si Dios estuviese llevándote entre sus brazos, mostrándote toda su Creación. Un hermoso viaje y distintas escenas que jamás son iguales entre sí... definitivamente, el viaje más hermoso que siempre querrás hacer.
Jaula: Cómo me gustaría poder volar como tu.
Cuervo: Nada es imposible. Dios te regalará lo que tu más anhelas. A pesar de tus defectos y fracasos.
Jaula: ¿Y qué tengo que hacer?
Cuervo: Sólo sé tu misma y ama sin importar nada más.
Jaula: Si llego a volar, ayúdame a ser libre como tu, Cuervo. Enséñame esa pasión que tienes.
Cuervo: Te lo prometo.
Aquella mañana de un 30 de Septiembre, la Jaula se sentía la más feliz del mundo. Podía proteger con todas sus fuerzas al Cuervo para que no le hagan daño, hasta llegar al punto de quebrarse, igual seguiría.
Se sentía segura, joven y llena de vida.
Pero sus cadenas apretaban al pobre Cuervo. De tanto querer resguardarlo y hacerlo suyo, terminó hiriéndolo.
No lo sabía.
Su felicidad y amor hacia Él lo mataban poco a poco.
¿Acaso no se percató de sus gritos de auxilio?¿De su alma gritando "Libertad"?
Y es que ella no sabía. No sabía qué era aquella "Libertad". ¿Cómo se sentía? ¿Es como volar?
Jaula: Buenos Días, Mi Cuervo. ¿Cómo amaneciste?
Cuervo: Buen Día, Mi querida Jaula. Estoy de maravilla. -Sus ojos cansados y apagados se destacaban más que nunca-.
Ese mismo amanecer, la Jaula empezó a entender. Ya no veía en sus ojos esa pasión por la cual ella se enamoró. Aún así, lo amaba como si fuese su propia alma unida a la suya.
Pero era hora de salir.
Jaula: Cuervo, Mi amado Cuervo. Me amaste como nadie me hubiese amado.
Me aguantaste en mis momentos de frustración y soledad. Tuviste compasión de mí... y aún sigues aquí. Es hora de que vayas hacia tu Libertad.
Cuervo: Jaula...
Jaula: Me di cuenta en todo este tiempo, que te he estado haciendo daño. Lastimando esas alas a las cuales yo siempre amé. Quitando tu propia Libertad. Fui la que presionó y rompió tus propios sueños.
Vete rápido. Mis cadenas se están rompiendo.
Sal lo más antes posible. No mires atrás.
Deja que el viento te impulse, que tus alas se extiendan y que tu canto no deje de cesar.
Muchas gracias, Cuervo. Por estar conmigo. Agradezco tu compañía y mucho más.
Cuando llegue a volar, cuando Dios se apiade de mi... te buscaré.
Puede que me tome años, o simplemente siglos. Aún así te buscaré.
Por favor, Borra todo de mí. Borra de tu mente mi imagen,mis escritos.No guardes nada.
Sólo recuérdame como aquella Jaula a la cual simplemente tu abriste, entraste y saliste.
La Promesa a la cuál jamás olvidaré.
Cuando llegue el momento, enséñame a volar.
Pero llega el final.
Me tengo que despedir.
Fui fiel y me alegra haberte conocido.
Como a veces me arrepiento de ello.
No importa cómo lo veo
Lo disfruté...
Como también me cansé.
Gracias por cumplir lo que siempre he deseado.
Gracias por darme un espacio en tu vida.
Te prometo que ésta vez,
ya no me encontrarás en ese lugar.
Donde yo te abandoné.
Donde dejamos nuestros verdaderos sentimientos,
Los cuales nos llevaron aquí.
La esencia se perdió,
como también tu amor.
Dejemos de mentirnos.
Dejemos de repetir este mismo ciclo infernal.
En este tiempo pensé que no podríamos quebrarnos,
que seguiríamos luchando... los dos juntos.
Que no dejaríamos que los demás nos manipulen
o nos nieguen nuestra existencia.
Pero no pudimos hacerlo.
No pudimos con esto.
La distancia ganó.
Sé feliz
Mi Cuervo Negro.
Extiende tus alas.
Deja la jaula.
Rompe las cadenas.
Y echa a volar.
No te detengas, no mires atrás.
Sigue adelante.
Que ya me empiezo a quebrar...
No
mires...
atrás.