Te amo pero ¿no te cansas ya de seguir hablándome?, ¿tan desesperado estás de buscar tus propias heridas y abrirlas por ti mismo?. O mejor dicho no eres capaz de hacerlo y me buscas para que...¿yo las haga por ti? Rogándole a Dios mi misericordia y a la vez culpándome por haberlo hecho; cosa que tu mismo querías desde un principio pero no tuviste el valor de herirte. Preferiste que yo lo haga, para culparme y sentirte libre de pecado. Limpio.