Dime qué debo hacer con los trozos que me dejaste, los obsequios que no pude darte, las cartas que prometí guardarlas para mí, este anhelo que me provoca tu ausencia.
Hoy decidiste dejarme completamente, sin ninguna conexión discreta que solíamos tener en estos últimos meses.
Tus rastros se desvanecen, pero tu fragancia sigue impregnada en mi alma.
¿Por qué me sigue doliendo? ¿Cuándo podré ser capaz de superar nuestro encuentro?.
Sólo tristeza... tristeza es el sentimiento que me embriaga en este momento.
Y quizás debo abandonar la idea de vernos en un futuro lejano para poder dártelos. Quizás me excusaba en esa tonta idea.
Y el negar esa posibilidad, me deja sin nada...
Te extraño. Pero nunca podrá ser, nunca podré ver tu sonrisa, nunca podré escucharte reír, tocar tu piel, abrazarte el alma desnuda de las que tantas noches hacíamos, pero esta vez diferente.
¿Esto es... un adiós definitivo?. Así... ¿sin más?.