Sigo siendo la misma, o quizás he cambiado, aún así debo seguir mis metas y cumplirlas. Cada vez se hace más difícil poner Fé en mi sendero. Trataré pasar de todas ellas, sin la necesidad de un ser especial que viva conmigo por el resto de mis días en la Tierra.
Prisionera que acaba de salir de su propia jaula, nunca supe que tenía la llave para abrirla.
Soy tan feliz.
Desesperadamente feliz.
Y lamentablemente insatisfecha. Con odio, repugnancia e indiferencia.
Así me siento.
He tratado de terminar en buenos términos, y aunque lo haya cumplido, sabemos que cada uno se siente insatisfecho.
Me alegro de haberte disipado antes de que mi vanidad hubiera sido desatada.
Te culpo egoístamente de todo esto.
De haberme envenenado de tu propio veneno.
De desinteresadamente no haber cuidado de tu cuerpo.
Me intoxicaste, a pesar de que te creías un crío indefenso.
Me maldijiste, aún sabiendo aquellas palabras de culpabilidad echadas en mi cara.
"No sabes cuánto he sufrido por ti"
Ha. No eres apto para decirme esas palabras.
¿Acaso sabes a quién le estás hablando?
Desde que te conocí, he sufrido. Estos 8 años he sufrido por ti. Por tus estupideces, tus malas decisiones, tu falta de entendimiento, tu cobardía, tus mentiras. He tenido peores recuerdos que opacan muchísimo a aquellos considerados buenos.
No eres digno de decir eso.
Te amé seriamente antes de que tú lo hayas hecho. Y en ese período no sabes lo que es el amor unilateral. Lo que es sufrir por aquél que te toma como una tercera opción.
Ahora es tu turno.
Sufre o lucha con aquellos sentimientos inundados por mi.
Que se conviertan en tu veneno y no te dejen vivir.
Que tus pecados sean castigados y que tu furia sea desatada.
Sólo te veré en una ocasión. Y la verdad me da repugnancia.
Prefiero enviártelos lejos.
Aléjate de mi y no vuelvas.
Ya no te amo. Y a pesar de que en mi interior, mi otro yo ame a tu otro tú, en esta ocasión ya desapareció.
Somos distintos.
Todo lo que odio de una persona, lo tienes tú.
Vete lejos.
No vuelvas.
N.-