He de admitir que suelo escribir sentimientos tristes y egoístas.
Ésta vez no es así.
Me doy cuenta que me amas de una forma distinta. Puede que no sea correcta para mi (según yo) o que no me guste, pero la acepto de todas formas.
Me hace feliz.
Y me doy cuenta que yo impongo las barreras y soy el que no arriesga.
Consideras algunas cosas y no me doy cuenta. O simplemente echo un vistazo, pero no lo admito.
Y me amas.
Aunque a veces mi mente se juegue a pensar lo contrario.
Me amas a tu forma.
Tan distante y natural.
Y me enamoras.
Con tus simples acciones que no pueden evitarlo.
Pequeñas cosas me hacen feliz, muuy feliz.
Pequeñas cosas que salen de ti.
Y me doy cuenta que te preocupas, en silencio.
Que me ves, en silencio.
Y que me piensas, en silencio.
Me dificulta.
Aceptar que me amas. Y no estoy lleno de confianza.
Es como si mi alma temblase y cayese, entre las aguas profundas, y no sea capaz de volver a la tierra. Se siente... pesado.
No tengo con qué pagarte. Aunque aquellas herramientas en las que soy usado pueden compensarlo. Y ya no me veo mucho en ésa forma, por lo que me tranquilizo.
¿Quizás... soy yo el que crea todo el drama?¿El que se auto-destruye?
Me gustaría saber dónde se encuentra el botón.
Y éste es un breve texto, de la pequeña y cálida felicidad que en mí siento, provocado por el ser humano más hermoso que haya visto. (O mejor dicho... uno de ellos).
Gracias.
Mi amado.