lunes, 30 de junio de 2014

Muros.

    ¿Quizás esos muros nunca existieron?... ¿eran de mi propia imaginación?
    No... imposible... siempre estuvieron allí.
    ¿O él se acercó a mi?
    ¿O yo, sin darme cuenta, fui traspasándolos?
    Ahora lo veo... puedo verle y está tan cerca.
    ¿Estoy soñando?
    ¿Será el delirio de mi pobre y marginado corazón? Estoy confundida pero alegre a la vez.
    No sé qué hacer... qué decir...
    Quiero amarle hasta el alma infinita, con pasión y delirio, con melancolía y soledad, con egoísmo y generosidad, con  locura y tranquilidad, con alegría y tristeza hasta que mi piel se desprenda de mi cuerpo; hasta que mis labios, secos ya de pronunciar tu nombre, se partan en pequeñas cuchillas. Hasta que mis huesos se quiebren y mis ojos se opaquen, seguir amándote es lo que me da valor a seguir luchando.