martes, 20 de diciembre de 2016

Equipaje.

    Empezar con el equipaje me resulta tan difícil, agotador. Pensar en que me iré de este lugar que ya no me pertenece, en la cual ya no soy bienvenida. Cada objeto que guardo provoca en mí un malestar, mareos, náuseas, melancolía, llanto.
    Tratando de enmendar el embrollo de mi vida, lágrimas caóticas recorren el mar de sábanas envueltas sobre mi cama. Sollozando silenciosamente cada noche, más el cansancio no está de mi lado, y debo parar el torrente de tristezas al llevarme hasta tal punto en que mis entrañas vacías se sientan estrujadas, mi garganta herida y mis ojos nublando esta vista. Aún hay más por salir.
    Te sientes tan tranquilo y yo tan herida. Te pienso. Y las ganas de comer se ausentan junto con las esperanzas de vivir, y oigo el estruendo de mi alma rota en pedazos. Lucho contra la depresión pero se me hace tan difícil, tan imposible.
    Cómo puedo irme en paz, si sólo encuentro en cada rincón esta vorágine careciente de amor.




                     "Y tú riéndote por verme llorar y yo, yo que lloraba por verte feliz, no sé."