Culpadme por ser pecadora,
de mis turbias aguas,
de lo tonta que fui y de lo que soy.
Culpadme de mi egoísmo,
de mi incontrolable pesimismo,
de las malas intenciones.
Culpadme de mi sombría alma,
de aquellos que he maldecido,
de los demonios que siempre he querido.
Culpadme de mi incontrolable amor,
de amar sin ser amada,
de ser amada sin amar.
Culpadme de mis tropiezos,
de no corregirlos,
y no haber podido superarlos.
Culpadme por mi encierro,
por odiar, engañar, ser testaruda,
y jamás perdonar.
Culpadme por lo que he sido,
por lo que soy y volveré a ser.
¡Culpadme por todo,
por todo lo que hice,
por todo lo que haré,
por todo!