Ya no soy capaz de escribir versos.
Mi alma está ennegrecida.
Los cantos de adentro,
ya no siento,
ya se olvidan.
Quizás una pequeña luz,
una iluminación,
me dé vida.
No olvidaré jamás lo que fui,
ni en lo que me estoy convirtiendo;
Peor persona soy,
que la que fui ayer,
y no miento.
Cansada, enfurecida, malhumorada, deprimida.
Menos inmune a mis tormentos.
Pensad que yo fui una buena niña,
una buena amante y mujer.
Ahora me estoy convirtiendo en sólo
codicia, egoísmo y placer.
Perdonadme que soy débil,
pobre y humana.
Que caigo a cada paso,
y en demasiadas veces,
no me levanto.
Que vivo en pocas ocasiones,
y en muchas, desvivo.
Que veo las oportunidades pasar,
y no me avivo.
Llorar por el simple hecho
de haber cometido,
mil pecados...
en mi templo.