domingo, 25 de mayo de 2014

Conversación con Y. - I

     Ocurre... que no te das cuenta.

    Hablando con mi mejor amigo, cuya existencia es gloriosamente bendecida, me hizo dar cuenta de uno de los secretos que más negaba y temía de creer.
B:  Me río porque él me hace lo mismo. Y ni si quiera se da cuenta. Y a veces me duele. Creo que si se diese cuenta y no le importaría, eso me dolería aún más que a que no se diese cuenta.
    Nunca me gustó eso de hacerme la difícil. Soy mala para eso. Siempre caigo a sus pies (por decirlo así). No me gustaría que me hagan aquello, por eso no lo hago. ¡Aiiish, la verdad no sé, no sé qué le pasa por su mentee! ¡O sea. Daaah! 
 Y: No estoy diciendo que te hagas la difícil...
Es como empujar a una roca. Una roca muuy grande.
Puedes pasar toda tu vida haciéndolo, pero no la moverás. No tiene caso, no te digo que te hagas la difícil y por eso no le hables. Sólo no le jales tanto. Porque ya debes saber que no te contestará. Y no digo que no te conteste porque no quiera, a veces es por flojera. Hasta a mi me pasa.
B: Supongo que es éso. Pero si estuviese en su lugar, y si él me amase como yo le amo, le contestaría. 
Y: Pero no eres él. 
    Sabes cómo es él. Sabes que no va a cambiar. Si fuera a cambiar ya lo hubiera hecho. 
    Adáptate. No insistas en mover la roca.
B: Sabes... Nunca creí que ésta relación dé frutos. Y mucho menos casarme con él. Por que no le conozco, ni si quiera sé qué le gusta o qué hace. 
    Debo admitir que dentro de mí, mi alma se desespera en ser liberada y que se vaya ésta situación... que ya termine de una buena vez. De no depender de él y que el mundo torne a él.
Y: Sólo toma tu decisión. Una decisión que te haga feliz a la larga. 
    Piensa en ti y en lo que quieres de verdad.
B: Eso intento. Pero es difícil. Mi objetivo de vida es pensar en los demás y hacerles felices desde mi posición, claro.
Y: Con todo respeto, B. tu objetivo de vida es una mierda. Si solo piensas en éso no lo haces por los demás, lo haces para justificarte.
B: No sé en qué mas pensar... si no es el bien a los demás.
Y: El punto es que para amar a los demás debes amarte a ti misma. Si no piensas en ti no haces bien a nadie. 
B: Me amo a mi misma, pero no cuando debo mejorar y cambiar para alguien más...
Y: Entonces no te amas. No hay un 'me amo' para tal cosa. O bajo tales circunstancias. Es o no es. No hay una tercera opción.

sábado, 10 de mayo de 2014

Felicidad.

    He de admitir que suelo escribir sentimientos tristes y egoístas.
Ésta vez no es así.
    Me doy cuenta que me amas de una forma distinta. Puede que no sea correcta para mi (según yo) o que no me guste, pero la acepto de todas formas.
    Me hace feliz.
    Y me doy cuenta que yo impongo las barreras y soy el que no arriesga.
    Consideras algunas cosas y no me doy cuenta. O simplemente echo un vistazo, pero no lo admito.
    Y me amas.
    Aunque a veces mi mente se juegue a pensar lo contrario.
    Me amas a tu forma.
    Tan distante y natural.
    Y me enamoras.
    Con tus simples acciones que no pueden evitarlo.

    Pequeñas cosas me hacen feliz, muuy feliz.
    Pequeñas cosas que salen de ti.
    Y me doy cuenta que te preocupas, en silencio.
    Que me ves, en silencio.
    Y que me piensas, en silencio.

    Me dificulta.
    Aceptar que me amas. Y no estoy lleno de confianza.
    Es como si mi alma temblase y cayese, entre las aguas profundas, y no sea capaz de volver a la tierra. Se siente... pesado.
    No tengo con qué pagarte.  Aunque aquellas herramientas en las que soy usado pueden compensarlo. Y ya no me veo mucho en ésa forma, por lo que me tranquilizo.
    ¿Quizás... soy yo el que crea todo el drama?¿El que se auto-destruye?
    Me gustaría saber dónde se encuentra el botón.

Y éste es un breve texto, de la pequeña y cálida felicidad que en mí siento, provocado por el ser humano más hermoso que haya visto. (O mejor dicho... uno de ellos).

                                                                                                                           Gracias. 
                                                                                                                            Mi amado.



         

sábado, 3 de mayo de 2014

Mi peor error – Alejandra Guzmán

          

Fue como fue, me robaste el alma me tuviste a tus pies, te amé...
Me equivoque, creía que era eterno despertarme en tu piel, no sé...
Si fui ingenua al pensar que amarías igual con la misma fuerza de un huracán...
Fue mi culpa al final, el quererte de más y tan sólo recibir la mitad...
Bajé la guardia y me expuse al dolor, caricias falsas, frío en la habitación.
Bajé la guardia y aposté el corazón, tantas palabras y ninguna emoción.
Yo te quise y no te bastó y aún te amo a pesar de que has sido mi peor error.

Es como es, aquí no queda nada ni me toca perder, tal vez...
Si fui ingenua al pensar que amarías igual con la misma fuerza de un huracán...
Fue mi culpa al final, el quererte de más y tan sólo recibir la mitad...
Bajé la guardia y me expuse al dolor, caricias falsas, frío en la habitación.
Bajé la guardia y aposté el corazón, tantas palabras y ninguna emoción.
Yo te quise y no te bastó y aún te amo a pesar de que has sido mi peor error.

Fue mi culpa al final, el quererte de más y tan sólo recibir la mitad...
Bajé la guardia y me expuse al dolor, caricias falsas, frío en la habitación.
Bajé la guardia y aposté el corazón, tantas palabras y ninguna emoción.
Yo te quise y no te bastó y aún te amo a pesar de que has sido mi peor error.
Mi peor error.


Perdón.

Y esa misma noche... le perdoné.

Maldigo.

Me maldigo.
Por ser inútil.
Y llevarme de las palabras de él.
Lloro como una niña pequeña, que perdió a sus padres y no sabe qué hacer.
Entre la oscuridad, las personas pasan y no echan a mirar,
La pobre criatura que rompe a llorar.

Las gotas caen, mi alma se retuerce.
-Broma de mal gusto- Replico.
Y quiero echarme hacia atrás.
Pero ya no hay escapatoria.
Dios, dame una salida.

Brandi.



Confusión.

Eso, quizás, es la única cosa que no me gusta de ti.
No sé si creerte o no, me complicas y me perturbas.
Dices que morirás, quizás, debido a una enfermedad.
Lo creo.
Me dices, al final, que es broma. No lo sé. No puedo comprender.
No sé en qué situación debo estar, en qué posición debo mantenerme.
Mis sentimientos van cambiando dependiendo de tus palabras.
Y eso me confunde.
Escuchar la triste noticia, y hacerme un papelón buscando soluciones, cómo donar, qué requisitos necesito para ello, cuánto tiempo de vida tendrías, etc.
Hacerme la idea de que pronto morirás, no es lindo.
No podremos tener juntos una familia, y mucho menos conocernos realmente.
 ¿Acaso estás jugando?
Terminando así, como una broma y no sé qué pensar.
Dices que no te creo. Y ahí está la razón.
¿Acaso no te das cuenta?
No sé si llorar o reír.
Broma de muy mal gusto.
No sé si enojarme o perdonarte.
Y, finalizando así, me pides...
~herramienta~

¡Cómo termino ésto!. Pensé que la charla sería buena. Pero veo que no.
No pienso hablarte.
Púdrete.
Me voy a la cama.
Y rompo a llorar.