lunes, 9 de noviembre de 2020

Nuevo amor.

    Luego de estar entre las sombras, de reconfortante aceptación propia, su calidez se mantiene y su luz incesante comienza a tomar fuerza, irradiando la habitación con mayor intensidad. Está en una pequeña cabaña algo agrietada, mohosa y húmeda de las tantas tormentas de las cuales jamás sucumbió. Cada paso provoca un rechinar en la madera, sonido armónico y melancólico de su corazón en duelo. Apacible a pesar de todo. 
    Asomada en la ventana, cuya mirada endeble posa sobre las hojas, decide abandonar toda raíz marchita para dar paso a un nuevo amor. 
    Sin embargo, las esperanzas de hallarlo eran indiferentes para ella. Crecerá una nueva semilla o simplemente no existirá. 
    Costarán años encontrar y construir un vínculo así.
    No espera nada. 
    Sin embargo, aquella tarde de ventisca helada, un pasante toca la puerta. 
    Recibimiento cordial, taza de chocolate caliente, un alma cálida cuya intención es sólo buscar un refugio efímero. 
    Sin embargo, su semilla echó raíces y ella le dio su calor.

No lo buscamos, simplemente... llegó.