domingo, 20 de diciembre de 2015

El árbol de Navidad perfecto.

    Todo comenzó esa noche como había sido siempre en la víspera de la Navidad: cuando cayó la tarde del 24 de diciembre, mi padre se puso a cantar un viejo villancico para anunciar la llegada de la Nochebuena. Entonces mi madre y yo nos unimos a él, y los tres seguimos cantando mientras nos vestíamos para la celebración.

    Hacia las 6 de la tarde, papá tomó la enorme Biblia de la familia, que había heredado de su abuelo, un pastor luterano, y nos leyó la historia del nacimiento de Jesús según San Lucas. Cuando terminó de leer el último versículo (“Y los pastores regresaron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido”), apagó la luz y nos sentamos un rato junto a él en la oscuridad.

    Después de ese lapso, papá entraba en la otra habitación, donde colocábamos nuestro árbol de Navidad. Mamá y yo permanecíamos en la oscuridad, y ella me contaba una historia. Era una historia diferente todos los años, aunque generalmente trataba sobre los ángeles.

   Mientras mi madre me contaba la historia, papá ponía en el árbol las últimas esferas, encendía la serie de luces con forma de vela, tocaba una campanilla y abría la puerta; luego, mamá y yo entrábamos en el cuarto y contemplábamos extasiadas y en silencio el árbol iluminado.

    Pero aquella noche no todas las cosas eran iguales. En otros años, mi padre había leído el pasaje bíblico a la luz de su lámpara de escritorio; en esta ocasión, una gruesa vela de cera iluminaba el cuarto porque no había corriente eléctrica en todo Budapest. No había apetitosos olores que inundaran la cocina; teníamos muy poca comida, y la cena de Navidad iba a consistir en un plato de porotos cocidos. Además, cuando papá terminó de leer y apagó la vela, la habitación no quedó ni totalmente a oscuras ni totalmente en silencio, como había ocurrido en otros años. Cada 10 ó 15 segundos la luz blancuzca de unos reflectores surcaba el cielo, y a lo lejos se oían los disparos incesantes de los tanques de guerra.

    En un rincón del cuarto había una pequeña bolsa que contenía nuestras pertenencias más necesarias, lista para ser recogida si las sirenas de alarma llegaban a sonar y teníamos que correr hasta el refugio antiaéreo subterráneo. ¿Por una hora? ¿O una semana? Uno nunca lo sabía.

    Era el 24 de diciembre de 1944, y había guerra. En esta Nochebuena en particular, yo esperaba nuestro ritual con tanto anhelo como en ocasiones anteriores. A mis cinco años no creía que la guerra pudiera afectar mucho nuestra celebración; además, estaba convencida de que me había portado bien todo el año y que merecía disfrutar la Navidad.

    Por consiguiente, cuando papá terminó de leer y se fue al otro cuarto, ya podía imaginar el árbol —lleno de caramelos, esferas y velas— que nos sería revelado después de que mamá me contara su historia.

    "Era la víspera de Navidad —empezó ella su relato—, y los ángeles del cielo se disponían a llevar los mejores árboles navideños que pudieran encontrar en la Tierra a los niños que los merecieran. Uno de ellos se dirigió al Bosque de Pinos Celestiales, donde crecían árboles inusitadamente frondosos. Año tras año, un pino de ese bosque debía ser llevado como regalo al niño que más lo mereciera. El ángel llegó a la Tierra sin aliento, con un árbol tupido, bien proporcionado y de agujas brillantes, así que se detuvo a descansar en un claro del bosque. Cuando miró a su alrededor vio que los pinos centenarios yacían en el suelo, arrancados o talados desde la base, y centenares de pájaros volaban por encima de ellos, con lágrimas en los ojos.

     — ¿Qué ha ocurrido aquí? — les preguntó el ángel.
     — ¡La guerra, la guerra! — contestaron los pájaros en tono lastimero—. Un día llegaron unos enormes halcones negros y dejaron caer huevos de hierro. Los árboles se vinieron abajo, ardiendo en llamas, y nuestros nidos quedaron destruidos.

    El ángel se sintió profundamente conmovido. Arrancó unas cuantas ramas del árbol navideño celestial y las clavó en la tierra calcinada. En cuanto lo hizo, las ramas empezaron a crecer y llenarse de hojas. La vida regresó también a los viejos pinos, y pronto se levantó un bosque nuevo. Los pájaros se posaron felices en las ramas recién crecidas y parecían estar ansiosos por reconstruir sus nidos.

    El ángel continuó su viaje. Cuando se encontraba cerca de la ciudad donde vivía la niña que ese año iba a recibir el árbol navideño celestial, encontró a un grupo de animales —conejos, ciervos, puercoespines, ardillas y zorros— que caminaban esforzadamente, con la cabeza gacha y pesadumbre en la mirada.
    — ¿Qué les sucedió? — les preguntó el ángel.
     — ¡La guerra, la guerra! — gimieron los animales—. Unas bestias de hierro arrasaron los campos y quemaron nuestros arbustos. Ya no queda nada que podamos comer, y tampoco tenemos un lugar para vivir.

    El ángel arrancó algunas ramas del árbol celestial y las plantó. Alrededor de las ramas, la hierba empezó a brotar y florecer. Los ciervos dieron saltos de alegría, y los conejos empezaron a mordisquear las hojas frescas.

    De nuevo, el ángel reanudó su camino. Cuando llegó a la periferia de la ciudad, se detuvo de repente. Dentro de una humilde choza alguien estaba llorando. El ángel entró. Hacía frío en el interior y no había luz. En la cama, un cuerpo yacía inmóvil. Junto al lecho, una niña lloraba.

    Me gustaría que mi padre dejara la guerra y volviera a casa por esta noche — le dijo al ángel—. Él recogería leña y traería comida y medicamentos para mi madre.

    El ángel arrancó algunas ramas del árbol celestial y las puso en la chimenea. Brotó fuego, la sopa comenzó a hervir en la olla, y la enferma abrió los ojos y le sonrió a su hija.

    El ángel aceleró el paso, pues ya estaba retrasado. No tardó en llegar a su destino: la casa de la niña que mejor se había portado en el año.

    Antes de entrar miró el árbol, y su corazón se estrujó. Le había arrancado tantas ramas al pino, que había sido grande y hermoso, que ahora estaba casi desnudo. Colocó cuatro adornos en las ramas que quedaban —pequeñas figuras de cristal de un pájaro, un conejo, una cabaña y una delgada vela de cera—, y finalmente puso el árbol en la sala de la niña que era la más buena del año”.

    Así terminó la historia de Navidad que mamá me contó esa noche.

    Me puse de pie de un salto apenas sonó la campanita, la señal de papá de que ya podíamos entrar en la otra habitación. Me quedé sin aliento cuando la puerta se abrió. Frente a mí se encontraba el árbol de Navidad de aspecto más extraño que jamás había visto: estaba deshojado, con las ramas caídas, casi desnudo: no tenía caramelos atados, sino unos cuantos adornos y una sola vela. Era también muy pequeño, casi un árbol enano al lado de mi padre, que permanecía de pie junto a él con una expresión de vergüenza e incertidumbre.

    Seguí mirando ese árbol navideño tan peculiar y el rostro ansioso de mi padre. Después de todo, ¿había sido una niña mala? ¿O qué clase de Navidad extraña era ésa?

   Miré a mi madre. Ella estaba sonriendo y había una lucecita en sus ojos. Cuando su mirada guió la mía nuevamente hacia el árbol de Navidad, descubrí algo que me resultó familiar: a la luz de la única vela, vi las alas de un pájaro de cristal, la figura de una cabañita que colgaba de una rama y, mirándome por entre las agujas, los brillantes ojos rojizos de un conejo de vidrio.

   Entonces reconocí al pequeño pino de aspecto triste como lo que era: un árbol celestial, alto, frondoso y encantador, destinado a la niña más buena del año; en otras palabras, el árbol de Navidad más hermoso de mi vida.


   Fuente: este artículo se publicó originalmente en la edición húngara de Reader's Digest en diciembre de 1996.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Kill me, Heal me.

   " ¿Qué es el primer amor para un chico?
¿Es algo que no se dobla fácilmente?
¿Es algo que quieres desdoblar de nuevo después de doblarlo?
Aún si hay una marca de doblez... ¿no te importa?

Se difiere según la situación. Si se dobla una vez, entonces se agradece.
Si lo abres de nuevo, entonces se trata de un apego persistente.
Si lo abres dos veces, entonces es tristeza.
Si lo abres tres veces... es dolor.
    Después de abrirlo una y otra vez y se vuelva irregular... así es cómo se desgarra el corazón. Y cuando se desgarra, solo tratas con ello hasta que te has entumecido. 
Así es como es."

lunes, 7 de diciembre de 2015

Hasta aquí.

    Me han colmado la paciencia. Pensé que en Diciembre podría estar ya por fin relajado del trabajo, relaciones y demás.
Nunca creí estar tan equivocado.
    A estas alturas la gente a mi alrededor se torna muy densa, muy pesados. Ya me cansaron con sus quejas, sus reproches contra mí; que debí haber estudiado más, que pude haber rendido el examen final, que por tonto y vago no lo hice; que debo bajar de peso, que no debo comer, etc (especialmente mi familia).
    En cuanto a mis amigos, me cargan con sus pesadas bromas, que no tolero ya a este fin de mes.
    He decidido ya dar de baja mis cuentas así pueda estar un poco más tranquilo y alejarme de mis amistades y amores. Mi familia, lamentablemente, la tendré que aguantar por un tiempo a que llegue el exámen y dejarán de joderme... o eso espero.
    Una hermosa Navidad, ja.


sábado, 28 de noviembre de 2015

Nueva etapa.

    Una nueva etapa comienza... y a su vez otra termina. Esto debí haberlo escrito a principios del año... pero las sacudidas y los nuevos caminos por recorrer y el corto período me han impedido redactarlo.
    Ahora es el final. Los berrinches, la presión, la falta de diversión y las noches en vela casi han terminado.
    Sólo tengo que dar un último esfuerzo. Y no sé si podré lograrlo. No tengo la fuerza de voluntad suficiente como para poder aprobar esto. Aún así... lamentablemente tengo que tratar.
    Deséame suerte.

Te amo pero...

    Te amo pero ¿no te cansas ya de seguir hablándome?, ¿tan desesperado estás de buscar tus propias heridas y abrirlas por ti mismo?. O mejor dicho no eres capaz de hacerlo y me buscas para que...¿yo las haga por ti? Rogándole a Dios mi misericordia y a la vez culpándome por haberlo hecho; cosa que tu mismo querías desde un principio pero no tuviste el valor de herirte. Preferiste que yo lo haga, para culparme y sentirte libre de pecado. Limpio.

Herir.

    Me gusta herir a las personas. Es por eso que he nacido. Les doy el dolor para que puedan apreciar el amor. Quizás me odien, me eviten o me insulten, pero siempre estaré ahí aunque me lleve la peor parte... a pesar de que así lo creen.
    Me llevo la mejor parte de sus vidas. Sus almas encerradas de dolor...yo las libero con llantos y gritos desesperados. Es el impulso más grande que he sentido por parte de ellos. Y es impresionante.
Quizás estoy aquí para esa razón: herir a los que amo.
ese papel es perfecto para mi, para mi obra de vida...
Y así ellos serán felices,
por siempre.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Dios.

    La verdad no he sido fiel completamente hacia tí. He fallado y te he decepcionado innumerables veces, tantas que no me alcanzan los dedos como para contarlas.
    He decidido dedicarte, por lo más pequeño que sea este acto de mi parte, esta nota para tí. Sé que ya sabes lo que mis dedos, con cada tecla que aprieto, dicen.
    Lo lamento mucho por todas las decisiones malas que he tomado y agradezco demasiado el amor que siempre me has dado. Volviendo siempre atrás, para poder ayudarme y encontrarme de nuevo a mi humilde destino.
    Sé que no he sido buena persona, tuve errores pero lo que es peor aún: siempre caigo.
    Cada día, mi fuerza de voluntad disminuye y no entiendo el por qué. Quizás un ambiente nuevo, nuevas responsabilidades, nuevas materias en las cuales debo estudiar y nuevas personas.
    Padre, soy simplemente una más...
    Siempre,o casi siempre, he hablado contigo. Lamento mucho no poder sincerarme todos los días como aquellos años. Quizás el tiempo en las cuales distribuyo no son los correctos. Y sé que tratas de ayudarme y enmendarlo pero es tan difícil.
    Para tí nada es imposible.
    Siempre me has demostrado tu amor, nunca te rendiste conmigo, me acompañaste en todo momento y lugar. Te amo demasiado, y he pensado más de dos veces en servirte eternamente. Dejar los vicios y estar contigo siempre.
    Sé que soy capaz, lo sé.
    Pero quizás tu tienes otros planes para mí. Y todo lo que yo creía imposible, se volvió posible.
    Con respecto al amor y desamor, a mis locuras, mis acciones, y a lo que estoy pasando ahora.
    Gracias, muchas gracias por seguir confiando en mi y ayudándome en los estudios, por darme más de una mano en aprobarlas y sé que yo soy la que escribe cada línea del examen, pero tú eres el que me guía.
    Perdonadme por todo. Y trataré de mejorar espiritualmente... pero como soy una persona tan débil, te pediría humildemente que me dieses una mano en esto.
    Sólo encuentro la Paz estando contigo, a tu lado.
    Bendice a mis amigos, familia, y a las personas más importantes que marcaron mi vida. Llenadlas de gozo y verdad. Y gracias por que siempre me das lo mejor.
                Te amo, 
                                 Papá.

Parar.

"Basta"
"Para ya "
"Tranquilízate"
    Son frases y palabras que me impiden desarrollar y poder expresar mis sentimientos.
    Como alguien que dijo por ahí: " El ser humano es una caja llena de emociones explosivas". ¿Cómo quieren que me tranquilice si no me dejan liberar toda la tensión que, por seguro, ustedes ni si quiera saben de lo que pasé en esos días (y mucho menos experimentarlo)?.
    Frustración, concentración, paciencia, motividad, cansancio, enojo, pereza, miedo.
    Todo esto no puedo aguantarlo demasiado dentro de mí y en algún momento exploto. Sé que, como nunca me vieron actuar así, lo malinterpretan y creen que no es apto para mi salud. Ustedes no saben cómo soy realmente. No traten de callarme, como si fueran importantes para que deje de hacerlo y más pidiéndome de esa forma.
    Ustedes no me controlan, no son dueños de lo que hago.
    ¿Tratan de "tranquilizarme" diciendo esas frases? Por favor... vayan a las acciones, no a las palabras.
    Es como decir a algún fumador: "deja de fumar". A algún obeso: "deja de comer", a alguna persona bulímica :" para ya de vomitar".
    Con decir eso no ayudas... empeoras.
    Si llego una vez más oír eso de ustedes, les juro que cortaré la llamada y no les hablaré durante largo tiempo.
 
    A pesar de esto, debo destacar que hubo sólo una persona en mi vida que ha ido en contra de la corriente. Admiro el hecho de que me estés apoyando y que te hubieras dado cuenta (antes que yo) de que siempre he estado guardándome todo lo malo. Deseas verme enojada, y eso me encanta.
     Quieres que insulte, que saque toda esta frustración de mí.
    En verdad te lo agradezco... y disculpa por todos los errores que cometo, B. Eres tú a quien puedo expresarme libremente sin sentirme culpable, ni arrepentida. (Poniendo de lado a mi querido Y.)
    Muchas gracias, desde ya.
N-.
 


miércoles, 5 de agosto de 2015

Locura.

    Los días se van, más rápido de lo que el viento pasa.
    Las locuras (especialmente mías) están queriendo salir de mi cuerpo. Quieren alimentarse y están desesperadas.
    Te quieren a ti.
    Corre, porque ellas te siguen, te sienten y te huelen. Huelen tu sinceridad, tu pureza. Quieren volverte loco, que te retuerzas entre sus brazos. Que gimas y escuchen tus dulces palabras.
    Corre lejos de aquí.

El Sueño de Morfeo – Nunca volverá

Reviviendo aquellos tiempos.

                      

sábado, 11 de julio de 2015

¡Este es un sueño hecho realidad!

    Me dejaste esperando dos horas y pico en la Terminal. Hasta que te vi. Moría de frío pero al verte me sentí...tan fuera de sí. ¿Es verdad esto? ¿No es un sueño?
    Lo primero que he notado fue si tenías esa mochila verde vómito que me mostraste. No logré visualizarlo, pero lo pude identificar por sus tres bolsillos y más esa capucha roja que llevabas puesta. Me sorprendió tu altura... no era como me lo habías descrito, aún así, le he restado importancia.
    Sólo unos centímetros nos diferenciaba. Y estabas ahí. ¡No lo puedo creer!
    Cuando estamos solos me siento muy insegura, al parecer no estoy preparada para ningún avance.
    Te amo.
    Pero no creo que pueda decírtelo todavía. Aún vivo en las nubes. Ya son las 4:30 de la mañana y espero a que termines de bañarte. El sueño me vence y aún así tú quieres jugar una partida. Y preferiría que no. Mucho sueño.
    Me siento nerviosa, y más que nada insegura, con miedo quizás. Me diste un abrazo y sentí esos brazos tan fuertes.
"Lo necesitaba" -me dijiste.
   No sé si lo notaste pero traté de actuar normal, de no ruborizarme. Fue... raro.
    Aún así quedé en shock.
    Y esto acaba de empezar...
Vivo en las nubes.
!!!!!!!

domingo, 5 de julio de 2015

Track 10.






Nexo III.

Y las palabras ya no me calman... solo queda llorar.

Limpiar.

Sólo me queda escuchar...
y simplemente mis lágrimas brotarán solas...
Y así podré limpiar mi alma
Me odio
me odio
me odio
me odio
realmente me odio, ya no me importa. Simplemente odio estos sentimientos. Odio estar así. Odio lastimar a las personas que amo.
Odio llorar si yo no soy la lastimada, ¿por qué mierda lo hago?
No tengo remedio...
Sólo me queda llorar...
¡Quiero gritar!

Matar.

Matar.
Simplemente realizar ese acto, resulta tan... acogedor.
Sentir tu empuñadura cómo entra lentamente...
Odiar.
Dramatizar.
Volver.
Caer.
Llorar.
Desvanecer.
Morir.
Ya no importa el orden...
sólo son pasos por los que hay que...


Culpadme.

Culpadme por ser pecadora,
de mis turbias aguas,
de lo tonta que fui y de lo que soy.

Culpadme de mi egoísmo,
de mi incontrolable pesimismo,
de las malas intenciones.

Culpadme de mi sombría alma,
de aquellos que he maldecido,
de los demonios que siempre he querido.

Culpadme de mi incontrolable amor,
de amar sin ser amada,
de ser amada sin amar.

Culpadme de mis tropiezos,
de no corregirlos,
y no haber podido superarlos.

Culpadme por mi encierro,
por odiar, engañar, ser testaruda,
y jamás perdonar.

Culpadme por lo que he sido,
por lo que soy y volveré a ser.

¡Culpadme por todo,
por todo lo que hice,
por todo lo que haré,
por todo!

sábado, 4 de julio de 2015

Días.

    Debo admitir que me sentí triste, y egoístamente quise tenerte para mi, cuanto más días mejor.
    Lamentablemente sólo tenía disponible una semana, y el simple hecho de que llegues todavía dos días más tarde, me ha hecho un hueco en el corazón.
Sentí tristeza, impotencia, amargura.
"¡¿Por qué te dejas llevar por ellos?!" "¡Ellos te tuvieron toda la vida, desde que naciste hasta ahora! ¡¿Y me vienen a quitar los únicos días que tengo junto a ti?!"
    Nunca creí odiarlos, pero ese sentimiento simplemente brotó entre mis miedos.
    Y no sé si esto me beneficie en mi carrera...
Maldigo.
Maldigo.
Y maldigo.
Sé que no es tu culpa, sé que debes obedecerlos, que son los árboles de cuyo fruto saliste.
    Mi cobarde y egoísta corazón no puede dejar de latir sombríamente.
Los odio.
Realmente, siento un gran odio. Mi alma ya está en llamas. Quizás aguante hasta tu retirada, pero el encuentro se me va a hacer muy difícil.
Hablarte de esto igual es complicado. No puedo. Simplemente no puedo herirte más de lo que lo estoy haciendo.
Odio es lo que más siento en este momento. Quiero llorar. Quiero irme de aquí. No quiero verte, a ti ni a tu familia. No quiero jugar contigo. No quiero pasar mas tiempo contigo. Mi mente dice que pare pero no puedo. No puedo.
    Las cosas pasan porque sí. Y vuelvo a la misma locura de antes. La otra parte está ganando. Yo no puedo. No puedo...
    Y ahora anhelo unas copas de vino, el más agrio que exista. Inundarme en mis lágrimas negras y profundamente vacías. No volver atrás. Huir de mi casa, de mi familia, de mis amigos... irme lejos. Estar sola. Realmente sola...con Brandi.
    No encuentro la paz en este lugar (no como antes). Y la gota va a rebalsar el vaso y yo quedaré atrapada entre los vidrios.
 

Nexo II.

Ya no soy capaz de escribir versos.
Mi alma está ennegrecida.
Los cantos de adentro,
ya no siento,
ya se olvidan.

Quizás una pequeña luz,
una iluminación,
me dé vida.

No olvidaré jamás lo que fui,
ni en lo que me estoy convirtiendo;
Peor persona soy,
que la que fui ayer,
y no miento.

Cansada, enfurecida, malhumorada, deprimida.
Menos inmune a mis tormentos.

Pensad que yo fui una buena niña,
una buena amante y mujer.
Ahora me estoy convirtiendo en sólo
codicia, egoísmo y placer.

Perdonadme que soy débil,
pobre y humana.
Que caigo a cada paso,
y en demasiadas veces,
no me levanto.
Que vivo en pocas ocasiones,
y en muchas, desvivo.
Que veo las oportunidades pasar,
y no me avivo.

Llorar por el simple hecho
de haber cometido,
mil pecados...
en mi templo.

Take a break.

    La verdad... no he tenido tiempo de relajarme y principalmente en estar en soledad.
    Muchas cosas, momentos y personas han pasado por mi vida últimamente. Dentro de poco vendrá Él hacia mí; algo que creía bastantemente inalcanzable.
    Los exámenes deciden tomar unas vacaciones, pero volverán en dos semanas (lamentablemente).
    He decidido gastar mi día junto a él, "divirtiendonos" jugando. He pasado malas experiencias que buenas. Y creo que he decidido dejar de jugar a ese juego. Me intoxica y me 'negativiza' mucho.
    Ahora a él se le ha cortado la luz, y me encuentro sola... y me siento bien. De nuevo a mi acogedora alma.
    Tengo miedo de que cuando esté aquí salga todo mal. La verdad me da pasta reorganizar los días de turismo, tener que llamar y preguntar por el horario de visita. Pero tengo que aprovechar y mostrarle todo de aquí. (Culturalmente)
    Cada vez voy empeorando, física como mentalmente. Estoy perdiendo mi paz y tranquilidad. Me siento manchada, impura, y difícilmente tratable.
    Subí de peso (6 kg), ya no salgo a correr, me siento débil, cansada, harta de los exámenes, sin fuerzas: Un desastre.
    "¡Cuando llegue el momento en que me encuentre con él, ya habré bajado de peso, mi cutis será perfecto y mejoraré como mujer!" y he hecho todo lo contrario.
Uff, que asco.
    Igual debo mejorar, y no caer.
    Los amigos, mi ángel, ya me estoy alejando de ellos y no quiero. No debo.
    Espero mejorar... y seguir adelante.

domingo, 7 de junio de 2015

Desastre.

    Soy un desastre.
    Pido oportunidades, ruego por el perdón, victimizarme y llorar. A pesar de autoconvencerme, no logro aprovechar.
Simplemente me doy pena.
    Dios me da todo. Definitivamente todo y lo único que hago es derrocharlo. Pierdo las oportunidades que me da y es entendible que no las merezca.
    ¿Para qué llorar si ni yo misma sé cómo defenderme? No tengo las fuerzas necesarias como para ganar esta batalla.
    Necesito ayuda... porque no puedo ayudarme ni a mí misma. Me he perdido. Y no sé si volveré a regresar.
    Me llamo todas las noches. Me busco entre la penumbra de mi vacío corazón.  Pero no logro encontrarme. No me siento. No te encuentro. Quizás estoy buscando en el lugar equivocado. Quizás ya he dejado de conocerme.
    Sentenciar a alguien por algo que no cometió,  es cobardía.
    Por favor, vuelve. Vuelve que necesito de ti. Necesito de tus fuerzas para seguir. Necesitó tus ánimos.
    Me estoy cayendo y no sé si pueda levantarme ésta vez.
    Y simplemente di un paso hacia el exterior y la vida me dió un empujón. Caí y solamente quiero llorar.
    No puedo sola... Ayúdame.
   

domingo, 31 de mayo de 2015

Carlos Sadness – Siempre Esperándote (con Iván Ferreiro)

    ¿Cuánto camino llevabas andando pensando lo mismo que yo? Ni si quiera los días podrías contarlos, habías perdido de vista el reloj. La puntualidad de los sentimentales que estiran el tiempo como si un "adiós" fuera a durar toda una vida, una despedida que no terminó. Tendré que acostumbrarme, a lo mejor, al a impaciencia de que tú llegues siempre tarde y yo siempre esté esperándote.
    Tú llegues siempre tarde y yo siempre esté esperándote.
    Ahora dirás que se me ha hecho tarde, que fuimos demasiado cobardes.
    Que yo te esperaré y tú desesperaste entre tardes fugaces. Se hace de día, en una cuidad que no es mía y la chica que duerme a mi lado nunca sabrá que existías. Jamás se hablará de ti en la comida, y eso que a veces, cuando atardece, pienso en la vida que voy a perderme. Luces incandescentes. Sueño que vienes a verme. Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele, tendríamos un sitio para volver a ser alguien diferente, mientras tú llegues siempre tarde y yo siempre esté esperándote.
    Tú llegues siempre tarde y yo siempre esté esperándote.

    Vaya sensación, algo se quemó por dentro del caparazón. Yo debía estar ardiendo, salven a los niños, por favor.

   

domingo, 24 de mayo de 2015

Dormir.

    Quería dormir entre tus brazos, pero mis propias ambiciones no me vencieron. Quizás perdí la oportunidad, quizás en estos momentos me arrepienta...
    Pero lo primero eres tú.
    Descansa entre las sábanas acogedoras y no te expongas a la ventisca que entra por mi ventana.
    Apóyate en la almohada, más no en mi cabello mojado y frío.
    Respira el aire caliente y evita mis suspiros helados y vacíos.
    Acomódate libremente, siéntete desencadenado de mi propio cariño asfixiante.
Duerme, mi niño.

sábado, 16 de mayo de 2015

Agujas.

    Las heridas se abrieron y quebré. Las sequías se inundaron de lagunas y ríos.
    Es difícil mantenerlas cerradas e aisladas. Los temas me tocan como alfileres, atravesando todo mi cuerpo lentamente y con un intenso dolor.
    No soy capaz de aguantar esto.
    Antes de abrir las cortinas, decidí cerrar las ventanas para que no puedan escucharme. Llorar.
    La niña aún sigue con dolor, no puede aliviarlo con simples caricias y amores actuales. Necesita del niño del pasado, de su actual pasado.
Pero él jamás volverá. Por qué nunca le interesó volver.
    Oh niña, tendrás que aguantar. Aguantar hasta el final. Hasta tus últimos días de vida. Sufre, llora, siéntete sola y desamada. Desgraciada e ingenua. Tonta y sin límites.
Por qué así estarás. Porque dependes de Él y Él ya no está.

 

martes, 14 de abril de 2015

Repetitivo.

    Las madrugadas embriagadas de amargura y soledad; de anhelo y esperanza, de amor y paciencia. Ya no las siento, ya no me pesan.
    Cada latido realizado cambia su ritmo. Lo siento distinto, lo siento lejano.
    La niña de ayer no puede creer a la de hoy. ¿¡Pero qué haces!? ¿¡Lo tienes y te vas a rendir por siempre!?
    Sólo Dios sabe cómo cambiarme. O quizás simplemente mi maldad me llevó a creer en eso.
    El lobo de tanto comer lo que más anhelaba, terminó de cansarse.
    De tanto esperar, tanto sufrimiento... para, probablemente, abandonar el lugar.
O sólo la misma rutina vuelve loca a la gente.
    Extraño a mis compañeros, amigos de una parte de mi vida.
    Tengo que equilibrar mis relaciones, como también mi esencia.
    Vivir como un lobo solitario es lo que anhelo, pero tampoco quiero morir en soledad.

domingo, 15 de marzo de 2015

Sueño / Realidad.

Ese mismo sentimiento de la realidad... misma tensión, nudos inaguantables, disgustos, tristezas, quebrantamiento.
Me hizo recordar que yo
Tengo cáncer.

All night.

We could do this all night
Yeah, everything its alright!

sábado, 14 de marzo de 2015

Ocean.

    Lentamente me alejo de la orilla. Oigo gritos en la lejanía. Nadie me ve. Nadie me siente. Nadie me escucha... ¿Por qué debo yo escuchar sus aullidos?
    Me acerco al penumbroso océano. Las olas me llaman. Mis pies desnudos la tocan y ellas me susurran con cada abrazo que me dan.
    Se aproximan a mi fuertemente y yo me siento guiado por ellas. Pero me vuelven a dejar. Y sólo quedan recuerdos de un espumoso y blanco día. Y a veces de recuerdos manchados de agonía.
    Hiela mis extremidades. Me vuelven a arrastrar y decido finalmente entrar en ellas, pero los gritos continúan y llegan a intimidarme con cada paso que dan.
    Y decido caer.

viernes, 6 de marzo de 2015

Elías.

    Elías fue un profeta hebreo que vivió en el siglo IX a.C. Su nombre es una forma helenizada que proviene del hebreo que significa "Mi Dios es Yahvéh".
    El estrés constantemente ocupaba los días de Elías, tal como cuando confrontó a los profetas idólatras del dios pagano Baal en el monte Carmelo. No había llovido por tres años y medio. Los cultivos habían fallado y el hambre acosaba la tierra. Elías hizo un desafío: si el Dios del cielo era supremo y todopoderoso, que él enviara lluvia. Pero si Baal era más poderoso, que respondiera las oraciones de sus profetas y derramara lluvias. Después de todo, eso era lo que sus adoradores pretendían que él hacía. La tensión aumentó, y la presión creció. Los profetas de Baal vociferaron sus oraciones sin sentido, y nada sucedió. Luego Elías peticionó al Cielo, y vino la lluvia. El profeta de Dios fue testigo de un milagro y estaba eufórico. Pero su experiencia en la cima del monte pronto se tornaría en desesperanza.
Jezabel, la esposa del rey Acab, ahora amenazaba la vida de Elías. Exhausto y temeroso, el profeta de Dios huyó. Cuanto más viajaba, más deprimido se volvía. El abatimiento reposaba sobre él como una oscura nube. Confundido y desanimado, no tenía deseos de vivir. Las escrituras registran la historia de esta manera: "Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres" (1 Reyes 19:4). Elías se deprimió tanto que ya no le parecía que valía la pena vivir.
    Como muchas personas deprimidas, el profeta quiso estar a oscuras, en la cueva. Dios tuvo que enviar un terremoto y un torbellino para sacarlo hacia la luz. Después de estas cosas, no obstante, el Señor recurrió a lo que era más importante para la recuperación de Elías.
    La distorsión de Elías era la generalización excesiva. "Soy el único que no se ha inclinado ante Baal", dijo. En una primera instancia, el Señor no le impidió expresar ese pensamiento. Pero luego el profeta lo repitió y Dios no pudo dejar que continuara. "Elías", dijo el Señor, "hay otros siete mil que tampoco han doblado sus rodillas ante Baal". Dios le proveyó alimento y agua para el profeta, lo invitó a descansar, y lo animó con la seguridad de que él todavía estaba a su lado. Finalmente, Elías abandonó su calabozo de desesperación y una vez más se regocijó en la luz del sol de la presencia gozosa de Dios y al cielo sin que viera la muerte.

    A todos nos tocan a veces momentos de intensa desilusión y profundo desaliento, días en que nos embarga la tristeza y es difícil creer que Dios sigue siendo el bondadoso benefactor de sus hijos terrenales; días en que las dificultades acosan el alma, en que la muerte parece preferible a la vida. Entonces es cuando muchos pierden su confianza en Dios y caen en la esclavitud de la duda y la servidumbre de la incredulidad. Si en tales momentos pudiésemos discernir con percepción espiritual el significado de las providencias de Dios, veríamos ángeles que procuran salvarnos de nosotros mismos y luchan para asentar nuestros pies en un fundamento más firme que las colinas eternas; y nuestro ser se compenetraría de una nueva fe y una nueva vida.


Viva con esperanza – Mark Finley & Peter Landless

    [...] Pero Dios es más grande que nuestras pruebas, mayor que nuestras dificultades y superior a nuestros desafíos. Podemos ser débiles, pero él es fuerte. Dios es nuestra seguridad cuando enfrentamos la incertidumbre. Si la culpa amenazara con abrumarnos, él puede ser nuestra paz. Él es nuestra sabiduría cuando nos encontramos perplejos. Cuando nos encontramos aprisionados en las cadenas de hábitos que parecen invencibles, él está listo para ofrecernos poder sobrenatural para librarnos. Y, cuando nos sentimos  solos, él está siempre cerca.
    Así, cuando quiera que enfrentamos ansiedad paralizante y temor abrumador, las palabras de Dios aún hablan a nuestros corazones : "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar"  (S. Mateo 11:28). Y, cuando el futuro parece incierto, él nos recuerda: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia" (Isaías 41:10).
    Nacimos para algo mucho más que solamente luchar por algunas décadas y luego morir. Dios tuvo la intención de que viviéramos la vida abundante hoy, mañana y siempre.

"Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré" (Salmo 63:7)

lunes, 16 de febrero de 2015

Pisadas.

Quizás siempre fue así,
Quizás la muerte me quiere a mí.

Los árboles me llaman,
las raíces me atrapan;
el agua que vierte en el sendero
no deja de recorrer mi cuerpo.

Largas caminatas por la misma senda,
pisadas perecederas en la tierra.
Llueve, trona, no dejan huellas.
Vuelve la historia.

De nuevo empezará.
Atrapado bajo las mismas raíces,
sintiendo otra vez las vidas pasar.
¿Cuándo emergeré de aquí?

sábado, 14 de febrero de 2015

San Valentín.

    Palabras sobran.
    Suspiros anhelan.
    Miradas brillantes.
    Sonrisas perdurables.
    
    Demasiados son los momentos que he vivido contigo.
    Demasiadas son las caricias de tus palabras en las cuales siempre me he mantenido.
    Demasiados suspiros que estremecen mi alma.
    Y no sé cómo empezar...
Agradeciéndote,
por todo el amor que me has dado.

Envidiándote,
por todo el coraje que me has presentado.

Perdonándome.
por todos los pecados que he cometido.


    Simplemente, los años no son suficientes como para dejarte ir.
    Siete años, sólo en siete años llevas mi vida a un camino diferente; sin importar la distancia o las miradas.
Lo dudaste... decidiste dejarme ir...
Lo intentaste... y quizás lo pudiste permitir...
    Pero mi gran incorregible sentimiento de inmensa soledad no pudo despojarme de ti.
    Y lo siento demasiado, mi desmedido pesar me llevará lejos.
    Si funciona depende todo de Dios y sólo en él me dejaré llevar.
    Muchas gracias por aguantarme, por amarme, por abrirte a mí y darme una oportunidad, por no abandonarme, por seguir luchando, por ser amable conmigo, por reírte conmigo, por cantar para mí, por ser modesto, por no presentar más que tus sentimientos, por todas aquellas palabras que siempre me dedicas cada día, por lo hermoso que eres, por mostrarme tu belleza y tu sensibilidad, tus sonrisas, tus risas, tus llantos, tus gritos de desesperación, tu ira, tus pecados, tu alegría, tu impaciencia como también tu paciencia...
    Nunca encontraré a una persona tan especial como tú.
                            Feliz San Valentín.
Mi Ángel.

      

jueves, 5 de febrero de 2015

Error.

Lágrimas caen.
No las puedo detener.
Una y otra vez pierdo la cabeza.
Una y otra vez cometo la misma estupidez...
¿Por qué siempre la cag...

martes, 27 de enero de 2015

Necesidad.

    Al darte cuenta de que te amaba con tanta fuerza en esos tiempos, ¿te 'enamoraste' de mi sólo por el hecho de que yo te haya respondido y por, según tú, "comprenderte"?
    Quizás nunca me amaste y sólo sientes que no debes dejarme ir por que fui la única persona que te amó tanto (proviniendo de ti)
    Cariño, quizás los sentimientos en los que brotó tu corazón son sólo de necesidad.
    Quizás te dejó de llamar la atención tus amigos y te volviste muy distante.
    No juegues con mi corazón, a pesar de que lo estás haciendo muy bien.
    Nunca he podido enamorarte y jamás podré hacerlo yo. Seis años duraron y seguirá siendo así.
    Dios ábrele los ojos. Ya disfruté el tiempo y agradezco haberlo sentido. Pero aún duele saber que el sentimiento brota de lo mas profundo del nido espinoso.
    Aún duele que haya sucedido por esa razón.


No debí haber jugado con el amor.
Y ahora él juega conmigo.

domingo, 25 de enero de 2015

Indila – Love Story

Mar.

    Me hundo entre las sábanas. El mar arrastrándome con las fuerzas de las olas.
    Desnuda, toda mi piel siente el bramido de sus aguas; el empuje y la presión en mi cuerpo me alejan cada vez más y caigo lentamente hacia sus profundidades.         Mi pelo se enturbilla con los pequeños molinos de agua y siento sólo el ligero rose de los peses nadando al rededor de mí. No me sienten.
 Lentamente y a la espera de caer hasta ti.
    Las algas verdosas enrollan mi cuerpo. No me dejan perecer, tratando de atraparme... pero el deslice es demasiado suave como para envolverme.
    La oscuridad absorbe el espacio azul cielo del mar.
    Llego finalmente a la arena fría y sedosa. Mi organismo cae lentamente desfallecido.
                                            Y tú no estás ahí.