domingo, 31 de mayo de 2015

Carlos Sadness – Siempre Esperándote (con Iván Ferreiro)

    ¿Cuánto camino llevabas andando pensando lo mismo que yo? Ni si quiera los días podrías contarlos, habías perdido de vista el reloj. La puntualidad de los sentimentales que estiran el tiempo como si un "adiós" fuera a durar toda una vida, una despedida que no terminó. Tendré que acostumbrarme, a lo mejor, al a impaciencia de que tú llegues siempre tarde y yo siempre esté esperándote.
    Tú llegues siempre tarde y yo siempre esté esperándote.
    Ahora dirás que se me ha hecho tarde, que fuimos demasiado cobardes.
    Que yo te esperaré y tú desesperaste entre tardes fugaces. Se hace de día, en una cuidad que no es mía y la chica que duerme a mi lado nunca sabrá que existías. Jamás se hablará de ti en la comida, y eso que a veces, cuando atardece, pienso en la vida que voy a perderme. Luces incandescentes. Sueño que vienes a verme. Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele, tendríamos un sitio para volver a ser alguien diferente, mientras tú llegues siempre tarde y yo siempre esté esperándote.
    Tú llegues siempre tarde y yo siempre esté esperándote.

    Vaya sensación, algo se quemó por dentro del caparazón. Yo debía estar ardiendo, salven a los niños, por favor.

   

domingo, 24 de mayo de 2015

Dormir.

    Quería dormir entre tus brazos, pero mis propias ambiciones no me vencieron. Quizás perdí la oportunidad, quizás en estos momentos me arrepienta...
    Pero lo primero eres tú.
    Descansa entre las sábanas acogedoras y no te expongas a la ventisca que entra por mi ventana.
    Apóyate en la almohada, más no en mi cabello mojado y frío.
    Respira el aire caliente y evita mis suspiros helados y vacíos.
    Acomódate libremente, siéntete desencadenado de mi propio cariño asfixiante.
Duerme, mi niño.

sábado, 16 de mayo de 2015

Agujas.

    Las heridas se abrieron y quebré. Las sequías se inundaron de lagunas y ríos.
    Es difícil mantenerlas cerradas e aisladas. Los temas me tocan como alfileres, atravesando todo mi cuerpo lentamente y con un intenso dolor.
    No soy capaz de aguantar esto.
    Antes de abrir las cortinas, decidí cerrar las ventanas para que no puedan escucharme. Llorar.
    La niña aún sigue con dolor, no puede aliviarlo con simples caricias y amores actuales. Necesita del niño del pasado, de su actual pasado.
Pero él jamás volverá. Por qué nunca le interesó volver.
    Oh niña, tendrás que aguantar. Aguantar hasta el final. Hasta tus últimos días de vida. Sufre, llora, siéntete sola y desamada. Desgraciada e ingenua. Tonta y sin límites.
Por qué así estarás. Porque dependes de Él y Él ya no está.